viernes, 17 de septiembre de 2010

Días de locura


Crónica de la visita del periodista Jáuregui al Hospital Larco Herrera durante la huelga de médicos y enfermeros del 87

Eloy Jáuregui, periodista del diario El Comercio, se escandalizó por una noticia breve que había escuchado de un colega: los locos se mueren en el hospital más grande del Perú para tratamientos mentales. En el verano de 1987 había una huelga de médicos y enfermeros del hospital para enfermos mentales “Larco Herrera”. Las autoridades no podían solucionar el problema y, el primer gobierno de Alan García, se desentendió del asunto.
Ante tal preocupación, el periodista Jáuregui fue a buscar al Ministro de Salud:

- Quiero hacer un reportaje.
- Jajaja… allí solo ingresan médicos y no periodistas – respondió, de manera burlona, el ministro.
- Pero se están muriendo los locos – dijo replicando.
- Y a mí que chú. Un loco menos significa un niño mejor alimentado.

El reportero buscó otras maneras de ingresar al centro médico para realizar su reportaje. Nadie le prestó atención, por ello, él aprovechó para escabullirse. La noche antes de decidir internarse, Jáuregui le dijo a su esposa:

- Con este tema me gano un premio. Prepárame mi peor ropa, la más cochina, la más vieja, la más usada.
- Esa es la que tienes.

Al día siguiente el periodista se encontraba en medio de la cola del Larco Herrera para hacerse pasar por enfermo mental e internarse. Llegó temprano, y fue preguntado por las fuerzas de emergencia que había utilizado el hospital ya que no había enfermeros ni médicos, dada la huelga. El lugar lucía como un campo de concentración, resguardado con guachimanes con pistolas de perdigones. Uno de estos le preuntó:

- ¿Por qué vienes a internarte?
-Porque quiero matar a mi padre
-¿Por qué?
- Porque es aprista.

El periodista pagó 5 soles y fue enviado al pabellón 7, el de los “malditos”. Allí, una persona de edad media le preguntó al joven:

- ¿Dónde te duele?
- En el estómago y de allí me sube a la cabeza – contestó el joven.
- Nunca saldrás de aquí – replicó el interno.
- ¿Por qué?
- Porque los únicos que salen, primero, les duele la cabeza y después, el estómago.

48 horas después el periodista ya quería salir del hospital. Cuando hablo con el enfermero le exclamó:

- ¡Ya me quiero ir a mi casa!
- De aquí no vas a salir – respondió el enfermero.
- Yo no estoy loco, soy un periodista y he venido a hacer una crónica para enseñársela luego a mis alumnos de la Universidad de Lima.
- Todos los que están internados acá son periodistas.

6 días más tarde, el ex periodista Jáuregui, bebiendo cañazo y fumando pie decidió escaparse del centro de rehabilitación mental. Con ayuda de los demás enfermos mentales, logró saltar la pared del hospital. Mientras corría durante su escape por las calles del distrito de Magdalena del Mar, escuchó el grito de los internos:

- Sálvanos, sálvanos Eloy, que el hoy es hoy.
- Sálvanos, sálvanos Eloy, que el hoy es hoy.

20 minutos después de estar en la calle, Jáuregui se acercó al paradero más cercano en busca del moradito. No tenía ni un sol… ni 10 céntimos. Al detenerse el moradito, el periodista subió y se encontró con el cobrador.

- ¿Cómo me voy a mi casa? – se empezó a preguntar preocupado.
- ¡Ya pe’ huevón! Paga, paga, no te hagas el loco – exclamó enojado el cobrador.

A los 3 días, gracias a la intervención del periodista, el hospital mejoró las condiciones de vida para, en ese entonces, los 900050 dementes. Sin embargo, la angustia de no tener dinero, la cultura combi, el achicamiento de las instituciones y no saber cuál es nuestro destino se volvieron las principales causas de este desbalance. Por ello, la cifra ha aumentado de manera desconcertante a 10000000 de enfermos en los últimos 23 años.

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