Esta imagen la tomé el año pasado. Siempre me ha gustado y siempre me gustará. Lo interesante es cómo el movimiento de la mano te introduce, de pronto, en una melodía. Si la foto hubiese sido estática, no se transmitiría el mensaje de la misma manera. El encanto de ponerla en blanco y negro es porque siento que, algunas veces, el color desvía mucho el interés de las personas hacia lo más resaltante, mientras que la gama monocromática te da un poco más de oportunidad de decidir dónde quieres que esté tu centro de impacto visual sin importar el resto.
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